martes, 5 de marzo de 2013

A ELLA... A MI HIJA ...A SOFIA




A ELLA... A MI HIJA... A SOFIA...
Keta Estévez

Fruto de un amor inacabado, llegaste a mi vida.
Fuiste creciendo en mí como semilla de fe inherente al sentido.
Diminutos golpes me hicieron sentir que estabas viva por primera vez, y  aún no te amaba...
Vivía ciega de un amor supremo, inalcanzable, que todavía ocupaba el abismo de mi tiempo, de mi vida, de mi espacio, de mi todo...
Movimientos invadían todos mis rincones.
Miles de sentimientos se entremezclaban en las largas noches.
Mezcla de ternura, ansiedad, deseo, miedo, esperanza...
El milagro se produjo en una noche calurosa.
El dolor se enfrentaba a tu impulso por querer llegar, y llegaste.
Miles de sensaciones, sentimientos olvidados, recordados,  afloraron en mí agolpándose sin remedio por la inmensidad de la vida.
Cuando te tuve en mi piel ya supe que serías mía para siempre.
Por primera vez entendí el significado de todas aquellas emociones que antes no entendía: lloraba y reía; amaba... ya te quería.
Y los días se transformaron en semanas, en meses, en nueve años; nueve años de ternura, nueve años aprendiendo la labor más difícil.
Amor desinteresado, amor que crece día a día con tu sonrisa y ocurrencias.
Eres simpática, alegre, mimosa, cariñosa, responsable.
Eres obediente, presumida, inteligente; eres mi hija, eres mi vida... eres Sofía.


 
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