jueves, 7 de marzo de 2013

También lloran...

... También lloran
Keta Estévez
Era tarde. Como todos los días, llegaba sin hacer ruido. Espero que al menos hoy le dé un beso a los niños que ya duermen, y que un día más no ha visto, no les ha ayudado con los deberes, no los
ha bañado ni les ha hecho la cena...
Simularé que estoy durmiendo. No soporto una discusión más; siempre hago todo mal. Nunca está conforme con lo que digo, con lo que hago. No quiero que se ponga de mal humor, seguro que el cansancio del trabajo es el culpable de todo, y de que no sea capaz de entender lo estresante que es. Gana el dinero para que podamos tener este nivel de vida. No me puedo quejar ni cuando me grita ni cuando se ríe de mí con sus compañeros en las cenas a las que me permite acompañarle. No tengo estudios, es verdad. No soy nadie, tiene razón cuando me lo dice.
Una noche más, las lágrimas de Antonio inundan la almohada de su desesperación. Ahoga callado su deseo por retenerla, intentando que ella no escuche sus sollozos por el dolor de la soledad del vacío de una cama sin amor.
Antonio arrincona su cuerpo; cuerpo de hombre herido, despojado de sensaciones, de deseos. Algún día puede que se dé cuenta de su amor y le sonría, le hable, y le pida que vayan juntos de compras o al cine... Antonio sonríe, seguro que mañana ella cambiará... confía en que esto ocurra algún día.
Dedicado a los hombres… Ellos también lloran.

martes, 5 de marzo de 2013

A ELLA... A MI HIJA ...A SOFIA




A ELLA... A MI HIJA... A SOFIA...
Keta Estévez

Fruto de un amor inacabado, llegaste a mi vida.
Fuiste creciendo en mí como semilla de fe inherente al sentido.
Diminutos golpes me hicieron sentir que estabas viva por primera vez, y  aún no te amaba...
Vivía ciega de un amor supremo, inalcanzable, que todavía ocupaba el abismo de mi tiempo, de mi vida, de mi espacio, de mi todo...
Movimientos invadían todos mis rincones.
Miles de sentimientos se entremezclaban en las largas noches.
Mezcla de ternura, ansiedad, deseo, miedo, esperanza...
El milagro se produjo en una noche calurosa.
El dolor se enfrentaba a tu impulso por querer llegar, y llegaste.
Miles de sensaciones, sentimientos olvidados, recordados,  afloraron en mí agolpándose sin remedio por la inmensidad de la vida.
Cuando te tuve en mi piel ya supe que serías mía para siempre.
Por primera vez entendí el significado de todas aquellas emociones que antes no entendía: lloraba y reía; amaba... ya te quería.
Y los días se transformaron en semanas, en meses, en nueve años; nueve años de ternura, nueve años aprendiendo la labor más difícil.
Amor desinteresado, amor que crece día a día con tu sonrisa y ocurrencias.
Eres simpática, alegre, mimosa, cariñosa, responsable.
Eres obediente, presumida, inteligente; eres mi hija, eres mi vida... eres Sofía.


 
_____________________________________________